miércoles, 22 de abril de 2015

Introducción Radmil Mones

Boca Ratón. Florida

          Somos nosotros, los que en su momento, al realizar el viaje a través de nuestras experiencias, podremos determinar que es lo que más nos conviene.

        Es así como se inicia este viaje hacia lo desconocido: Transitando un sendero aparentemente nuevo para mí, pero muy a sabiendas, en lo profundo de mi corazón,  de que ya había sido planificado en previo por mí misma. Un viaje hacia lo desconocido, hacia lo que nos depara el destino. Perfecto para mi, ya que soy el tipo de persona a la que le encantan los cambios, los finales y las cosas nuevas. Creo, muy particularmente, que es en los cambios en donde se encuentran las respuestas a aquellas situaciones que nos incomodan o molestan

           El cambio es una constante en el universo. Si nos ponemos a pensar: ¿Qué es aquello que se ha manifestado una y otra vez a lo largo de nuestras vidas? Nos daremos cuenta de que siempre han sido situaciones que han generado un cambio en nosotros. Un cambio que siempre ha sido la manifestación del aprendizaje realizado a través de las vivencias de nuestras propias experiencias.

             De allí el refrán: Nadie aprende por cabeza ajena. (Estoy casi segura de que este refrán lo invento un alma que quiso hacer trampa acortando el camino y a quien no se lo permitieron).

         Todos o por lo menos la gran mayoría de nosotros hemos tenido situaciones que han generado un gran cambio en nuestra vida y yo no escapo al común denominador, ¿Por qué habría de hacerlo si no soy diferente? (les soy sincera: envidio al que lleva una vida monótona, aburrida y placentera).

              Nací en México y a la edad de dos años, mis padres y yo, nos mudamos a Venezuela, en donde crecí como todo venezolano que se respete, amando a esa tierra y pensando que todo iba a ser igual para siempre. Fue así como me gradué de Médico y más tarde de Pediatra, para luego, experimentando un gran cambio, convertirme en lo que somos muchos de los venezolanos hoy en día, en otros países: un extranjero.

           Fue así como se dio inicio a esta parte del viaje: el inicio de un nuevo ciclo luego del fin de un ciclo viejo.

           Es así como aprendí que existen los ciclos y que todo fin no es sino un comienzo y que todo comienzo, en su momento tendrá un fin, dando inicio así a un nuevo ciclo, a un nuevo comienzo, a nuevas experiencias que conllevarán consigo el aprendizaje pertinente a través de las vivencias.

           Para este nuevo ciclo de mi vida me aportaron la ayuda pertinente: dos grandes amigas, un gran maestro, y varias herramientas y prácticas a los que tengo mucho que agradecerles.

      Mis dos grandes amigas en Venezuela, que me brindaron su apoyo incondicional: una con su gran conocimiento espiritual (Antonieta Gimenez) quien fue mi guía y mentora por mucho tiempo y la otra (Alejandra Torres) quien aun a mi lado permanece y con su fuerza de carácter y su gran conocimiento terrenal todavía me ayuda a echar raíces en esta tierra.

          La meditación, el yoga, la introspección y la retrospección se convirtieron en mis herramientas, aquellas que me ayudarían en ese inicio de ciclo, esa parte de mi vida que para mi era totalmente nueva.

          Muchos años de introspección y meditación, de lectura esotérica, de yoga y retrospección que me enseñaron a ver la vida de una manera diferente.

          Aprendí a internalizar las experiencias y desde allí (desde adentro) a través del análisis realizado desde los sentimientos, a ver lo que había detrás de las experiencias, mas allá de las apariencias. Aprendí el valor que tiene la toma de decisiones (Libre Albedrío) y que dependiendo del uso que hagamos de ellas, de alguna manera podremos influenciar en nuestro destino. Aprendí que las misiones de vida no se cambian, solo se postergan y que la eternidad existe como premio cuando no somos muy certeros. 

             Aprendí que el amor es la clave, la llave que abre todas las puertas y que debemos profesarnos un amor sincero a nosotros primero y que será solo a través del aprendizaje que hagamos de esto que podremos profesar un amor sincero a aquellos que nos rodean, un amor que provenga de adentro, del aprendizaje interno y no aquel amor impuesto por la sociedad, aquel dirigido por el ego.

           Fue así como aprendí a modificar mis frecuencias y en algún momento a comunicarme con el cielo.

         Mis escritos son dictados por Maestros Ascendidos (Seres de luz, seres que tienen una frecuencia de densidad diferente a la de la materia (el ser humano). Son en su mayoría mensajes profundos, llenos de amor y conocimiento que he recibido por más de 10 años y para los que ha llegado el momento de ser expresados aquí en la Tierra.

         A partir de estos años y hasta este momento han sido iniciados y finalizados muchos ciclos en mi vida y los cambios siguen existiendo, por supuesto. Todos ellos mas enfocados, por ahora, en lo terrenal, algo totalmente nuevo, y para esta etapa de mi vida no podía faltar otra gran amiga (en lo terrenal) y compañera (en lo espiritual) quien con su enorme corazón y gran sabiduría sobre astrología y todo lo que a lo terrenal se refiere aportara dicho conocimiento, llenando ese gran vacío dejado en mi por el cielo.

Siendo así como el cielo y la tierra se complementan…

Siendo así como llegan a la Tierra los mensajes enviados por el Cielo…

            Siendo así como, aquí en la Tierra, podremos usar ambos conocimientos: el espiritual y el terrenal para crear un futuro diferente. Estando el punto intermedio allí en el horizonte, el lugar en donde el cielo se une con la tierra a través del conocimiento.
         
Radmil mones

No hay comentarios.:

Publicar un comentario